Una venta de 33 millones de euros.
Acumula activos como si fueran obras de arte. Aléjate del ruido del mercado.
Hola, soy @nilmunne. Bienvenido a Glorian. Un espacio sin ruido para aprender sobre inversión.
La historia que vas a leer a continuación de Arthur Gefred es un buen complemento de la última edición. Si no tuviste la oportunidad de leerla y tienes el tiempo, te animo a hacerlo. Aunque puedes leer esta entrada directamente. Son complementarias y ambas abordan un mismo tema central:
Somos humanos -
con emociones- tomando decisiones (también de inversión).
El peligro de los precios.
Año 1947. Viena, Austria.
Arthur Gefred, nuestro protagonista, tenía 19 años cuando recibió un regalo muy especial de su padre. Era un cuadro de un pintor conocido que su padre había conseguido no se sabe muy bien como. Arthur, no era muy aficionado al arte, pero el regalo le hacía especial ilusión porque sabia que era un cuadro importante para su padre.
53 años más tarde, Arthur dio de casualidad con el cuadro mientras estaba preparando una mudanza. Él y su mujer se mudaban a una casita pequeña cerca de Viena. La ciudad les estaba quedando muy grande para ellos.
Ese mismo día, escuchó por la radio local que había una subasta de cuadros en un famoso lugar de antigüedades. Su intención no era venderlo, porque era de los pocos recuerdos que guardaba de su padre. Pero fue a la subasta, con el cuadro que le había regalado su padre 53 años atrás, a curiosear.
Es mismo día, Arthur volvió a casa con un cheque de 33 millones de euros. Acababa de vender un Van Gogh.
¿Qué quiero transmitir con esta breve historia?
Imagina por un momento que Arthur no pone a la venta el cuadro 53 años después por casualidad, sino que lo hace al año siguiente de recibir el regalo de su padre y le ofrecen el equivalente a 75.000 € (Recuerda que Arthur tenía 20 años entonces y que obviamente, no sabe que si espera 52 años lo venderá por 33M€). ¿Hubiera vendido Arthur por 75.000 €? ¿Qué hubieras hecho tú?
Imagina que Arthur no vende y guarda el cuadro otro año más. Al año siguiente, con 21 años, vuelve a subastar el cuadro. Esta vez le ofrecen 225.000 €. ¿Hubiera vendido Arthur? ¿Qué hubieras hecho tú, con 21 años?
Por último, imagina que Arthur no vende y a los 4 años (ya tiene 25) vuelve a subastar el cuadro. Esta vez le ofrecen el equivalente a 3 millones de €. ¿Hubiera vendido Arthur? ¿Qué hubieras hecho tú?
Supongo que ya ves por dónde voy.
La verdadera “suerte” que tuvo Arthur, no fue que su padre le regalara el cuadro. No fue tampoco que alguien le ofreciera 33M€ por su cuadro 53 años después.
La verdadera suerte fue que el activo que tenía en posesión no cotizaba en un mercado donde podía tener un precio de venta diario.
Si Arthur hubiera tenido desde el día 1 que recibió el regalo, un precio para vender ese cuadro, se hubiera encontrado cada día con la - maldita - decisión de si vender o no vender. Para llegar a los 33M, antes, hubiera pasado por los 5M, los 15M o, por ejemplo, los 25M de euros. Seguramente, todos hubiéramos vendido antes.
¿Cómo de difícil es aguantar una inversión con el paso del tiempo?
¿Sabemos apartarnos del ruido del mercado y de las noticias y dejar correr nuestras inversiones?
¿Cuándo salirse de una inversión?
Nos encantaría invertir como Gefred, sin mirar qué hace el mercado, disfrutando de la vida, alcanzando una tranquilidad infranqueable.
Mentalidad Glorian: Acumula activos como si fueran obras de arte, aléjate del ruido del mercado.
Cabe decir, que la tecnología actual e internet lo hacen difícil. En la mayoría de activos, puedes tener el precio de cotización cada segundo y a unos solos clics en tu ordenador o móvil. Las noticias bombardean nuestras redes sociales. Y si añadimos que somos animales con sentimientos y emociones, se produce un cóctel de difícil pronóstico.
Para alcanzar esta tranquilidad, hay que adecuar nuestro entorno. No desde un punto de vista estrictamente físico, que también. Sino teniendo la certeza, por ejemplo, que nuestras inversiones están en buenos activos y que el importe que tenemos invertido es el correcto acorde con nuestra situación.
Si no tienes dinero para vivir y lo inviertes todo en cualquier cosa, no estás creando un entorno sano para estar invertido durante muchos años. Estarás ansioso, intranquilo y a la mínima que el precio de tu inversión caiga, vas a querer vender. ¿Porqué? Porque no has creado un entorno óptimo para estar invertido.
En próximas ediciones, entraremos en más detalle sobre cómo crear este entorno. Lo principal será coger excel y dibujar nuestra situación financiera personal. Entonces, y no antes, podremos empezar a ver cómo y en qué invertir.
He querido contarte esta historia de Gefred porque considero importante en esta etapa temprana de Glorian, compartir contigo lo que para mí es una de las facultades más importantes de un buen inversor: Saber mantenerse invertido con el paso del tiempo.
No conozco forma de generar rentabilidad que no sea asumiendo riesgo. Y mantenerse invertido en el tiempo.